Época: Andes meridionales
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
El arte en los Andes meridionales

(C) Emma Sanchez Montañés



Comentario

Se conoce con este nombre lo que antes se denominaba cultura de Los Barreales, donde también se incluía Condorhuasi y La Aguada, pero investigaciones recientes permitieron la separación cronológica y estilística de sus componentes, aunque hay evidencias de que Ciénaga, en sus últimas fases de desarrollo, dio origen a La Aguada.
Se localiza en Catamarca y La Rioja en sitios llamados barreales, superficies de sedimentos fluviales que al ser lavados en época de lluvias revelan toda suerte de restos culturales y humanos. Las condiciones ambientales de la época fueron favorables para la agricultura y hay evidencias del conocimiento del maíz y de otros vegetales como el zapallo y el algarrobo. Las semillas de achiote (bixa orellana) se utilizaban como colorante y los huesos de camélidos evidencian la importancia de la ganadería.

Los asentamientos se asemejan a los de Condorhuasi y La Candelaria, con cementerios cercanos. Las tumbas tienen forma de pozo con el cadáver flexionado colocado en el fondo y parece que estuvieron cubiertos de vestiduras y telas al estilo de los fardos del sur de Perú. Las urnas se reservan para el entierro de niños.

Una manifestación artística peculiar son los vasos tallados en piedra y decorados con figuras en relieve. La forma es cilíndrica, de doble cono o de kero y la superficie siempre está cuidadosamente pulida. La decoración se adapta a la forma alargada del vaso, dispuesta para ser mirada desde un solo lado y se talla sobre la superficie sin apenas sobresalir del borde del vaso. Domina la representación humana, bien en forma de un rostro en el borde o de un individuo de cuerpo entero. En el primer caso los rasgos pueden descomponerse hasta casi desaparecer o añadirse otros elementos como serpientes de doble cabeza o saurios esquemáticos. La figura humana puede adueñarse por completo del vaso, adoptando el recipiente su forma y es frecuente la imagen del sacrificador, en la que el personaje lleva un hacha en la mano y una cabeza humana en la otra, en diversos grados de estilización.

Otros vasos de piedra se decoran con figuras de animales, dominando la del felino y apareciendo también simios y lagartos, representados tanto realista como esquemáticamente. Es probable que este tipo de objetos sirvieran para algún tipo específico de culto en el que el felino, el corte o caza de cabezas y probablemente otros sacrificios sangrientos tuvieran un papel relevante.

En La Ciénaga aparecen también ejemplos de orfebrería, trabajándose el oro, el cobre y la plata, y además el bronce, y aunque se encuentran objetos utilitarios, como hachas, son más comunes en metal los adornos o distintivos de rango.

Las pipas de cerámica son elementos muy característicos de La Ciénaga. Generalmente decoradas con incisiones formando diseños antropo o zoomorfos, algunas tienen un marcado carácter fálico, ya que la boquilla es el miembro viril de un personaje que lleva la cazoleta abrazada sobre su cabeza. Debieron usarse para fumar tabaco o alguna sustancia alucinógena. Su cuidada elaboración impide considerarlas objetos comunes y es probable su relación con prácticas shamánicas.

La cerámica más característica es gris o negra y se decora siempre con motivos incisos, otros estilos se limitan a imitar los motivos desarrollados en ella. Las formas son simples y funcionales, como jarros, cuencos y urnas funerarias. La decoración se incide sobre la superficie, delimitando las figuras con una línea continua y rellenando el interior con una red apretada de líneas más finas, rayitas o puntos. Al comienzo predominan los temas geométricos apareciendo luego representaciones antropo y zoomorfas, siendo común una llama o felino, incluso con características mezcladas.

Hay que destacar la habilidad de los ceramistas de La Ciénaga para jugar con un material y una técnica aparentemente simples, aprovechando los contrastes de superficies, bruñidos/lisos, con las zonas decoradas de textura rugosa; o las incisiones se hacen tan rítmicas y contrastadas que dan la sensación de un modelado en bajorrelieve. Se trata de un arte muy decorativo, inspirado probablemente en el diseño de tejidos, pero también en la cestería, o, por qué no, en la libre inspiración. Se trata, aparentemente, de embellecer una cerámica funcional, ya que no encontramos aún los diseños de carácter simbólico-religioso que caracterizarán a la cerámica de La Aguada.